El masaje lomi lomi o masaje hawaiano es una técnica que trabaja varias partes del cuerpo al mismo tiempo, en búsqueda que el cerebro también se desconecte y producir una mayor relajación. Es un sabio trabajo global del cuerpo, que sigue técnicas ancestrales muy similares a ciertos movimientos de la osteopatía y de la quiropraxia, tras la búsqueda de estimular esos puntos donde se acumula mayor tensión bien sea muscular o emocional.
Con el masaje lomi lomi se obtiene una relajación profunda, gracias a los movimientos profundos y presiones rítmicas y fluidas a través de los dedos, las manos, antebrazos y los codos. Su principal beneficio es que proporciona un efecto relajante sobre el sistema muscular y nervioso que permite combatir el estrés y los trastornos nerviosos.
Otro de los beneficios del masaje lomi lomi es que ayuda a equilibrar el balance energético del organismo, reduciendo los síntomas de la depresión, ya que se trabaja lo físico, psicológico y espiritual. Ayuda a mejorar y a potenciar la capacidad respiratoria, tonificar el cuerpo, mejorar la flexibilidad y la movilidad articular.
El masaje lomi lomi permite rebajar la tensión corporal, eliminar los dolores, mejorar el drenaje sanguíneo y linfático, libera el cuerpo de toxinas y activa los puntos energéticos. En este aspecto, se mejora y fortalece el sistema inmunológico.
Una de las claves en el masaje lomi lomi son los estiramientos musculares, que tiende a ser complejo porque cada persona presenta un punto de resistencia diferente, que puede modificarse en cada sesión para adaptarse a la evolución de los músculos. Los especialistas deben controlar la fuerza que se aplica en las sesiones, con el objetivo de evitar lesiones. Cada sesión puede durar entre 20 a 30 minutos.
Este tipo de masaje se ha puesto muy de moda en los centros de masajes, por ello, debemos revisar con detenimiento que los profesionales sean cualificados en el área, ya que la técnica lomi lomi es compleja y delicada, ya que se pueden provocar lesiones o empeorar la situación de los pacientes.
Esther R.